Tras la muerte los tejidos blandos son los primeros en desaparecer, y con algunos años encima desaparecen los huesos finos (manos y pies, hioides, huesos del oído, etc.), e incluso pasado bastante tiempo la acidez del suelo puede hacer desaparecer los restos del individuo. El cerebro es bastante vulnerable a estos procesos, y es raro hallar especímenes bien conservados. En general se tratan de cerebros momificados, y son un fascinante objeto de estudio.
Pero el hallazgo de un cerebro del siglo XIII perteneciente a un niño de 18 meses ha llamado la atención de la neurociencia al encontrarse en un magnífico estado de conservación, incluso presentando remanentes decélulas cerebrales.
La investigación se recoge en Neurophilosophy, y concretamente el cerebrode este niño presenta marcas anatómicas típicas del cerebro, tales comomateria gris y materia blanca con células y axones. Además, células gliales y vasos sanguíneos también están presentes, incluso neuronas piramidales del hipocampo también se pueden ver a través del microscopio. A continuación presentamos dos muestras de estas imágenes.
El cerebro fue encontrado en 1998 en la ciudad de Quimper, Francia, donde las condiciones medioambientales pueden haber preservado el cerebro. Se cree que las bacterias presentes en él también jugaron cierto papel, creando una pátina de conservación que permitió que llegara en perfecto estado a nuestras manos.
No se conocen las causas de muerte del propietario del cerebro, aunque se maneja la posibilidad de que haya fallecido por una hemorragia cerebral debido a una fractura craneal.
Fuente: Ojo cientifico
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