viernes, 3 de diciembre de 2010

La Perla de Once un ícono del rock nacional

Enviado por Ruben Pozzi



Íconos de los '60 regresan al mítico bar La Perla

Donde el rock vuelve


Ayer nomás. Manal, Litto Nebbia, Tanguito y Moris, fundadores del rock que nació en La Perla.

El rock nacional nació cuando "La Balsa" fue compuesta en uno de sus baños. Más de cuarenta años después, el lugar fue recuperado para los músicos de todos los tiempos.

Por Bruno Lazzaro

La Perla de Once fue, es y será recordada siempre, junto a La Cueva, como el lugar donde comenzó a gestarse lo que hoy se conoce como rock argentino. Un bar en el que, a mediados de los '60, convivían los transeúntes de ocasión que esperaban para tomar el tren y emprender su viaje laboral, jóvenes que aprovechaban sus puertas siempre abiertas para estudiar y un grupo de adolescentes que, sin saberlo, sentaron las bases de la música urbana en su versión castellanizada. Fue en el baño de ese reducto donde Tanguito le mostró a Litto Nebbia la primera parte de "La Balsa": "Estoy muy solo y triste en este mundo de mierda". Una frase luego reformulada (por "mundo abandonado") que sirvió para que el líder de Los Gatos diera origen al tema fundacional del rock local.

El pasado 22 de noviembre, a más de cuarenta años de ese acontecimiento, La Perla volvió a abrir sus puertas al rock para presentar una serie de conciertos unplugged que se llevarán a cabo a partir del viernes 26 y que contarán con la intervención de reconocidos músicos como Alejandro del Prado, Javier Martínez –ex baterista de Manal–, Ricardo Soulé –ex guitarrista de Vox Dei–, Miguel Cantilo y Claudia Puyó.

La presentación contó con la participación de todos los artistas que tocarán durante el ciclo y otros invitados como Willy Quiroga –bajista de Vox Dei–, Alejandro Medina –ex bajista de Manal y Aeroblues, actualmente al frente de La Medinight Band, Ciro Fogliatta –ex tecladista de Los Gatos–, Pipo Cipolatti, Esteban Morgado, el poeta y periodista fundacional del rock Miguel Grinberg y hasta el ex ministro de Seguridad de Buenos Aires Carlos Stornelli.

El ex baterista de Almendra y Aquelarre, Rodolfo García –quien fue convocado por los nuevos dueños para hacerse cargo de la programación–, explica que "siempre es una buena noticia que se abra un lugar para tocar, más uno con tanta historia. Que me hayan llamado es un gusto que me estoy dando. Significa mucho estar en este espacio que no sólo será utilizado por los músicos más conocidos sino que también servirá para que muchos artistas nuevos puedan darse a conocer".

A mediados de los '60, La Perla era el final del recorrido itinerante de un grupo de soñadores que comenzaban sus días en Plaza Francia para, luego de pasar a tocar en La Cueva, concluir la noche en el fondo del local de Once compartiendo letras, poesías y melodías. Litto Nebbia, Moris, Tanguito, Pajarito Zaguri, Alejandro Medina y Javier Martínez eran algunos de los músicos que frecuentaban el bar. Los integrantes de Almendra daban vueltas por Belgrano y Núñez, mientras que los Vox Dei se juntaban en Quilmes. Medina recuerda: "En ese entonces ya era músico. Vivía a dos cuadras de La Perla y como era menor de edad, era mejor estar adentro que en la calle. Allí se juntaban un montón de pibes para mostrar lo que escribían. Se quedaban tomando pastillas y hablando, eran poetas, hippies. Había un pibe que le decíamos El Punga que salía a la calle y al rato volvía con lo que se había hecho pungueando para comprar algo de comer, porque en esa época había mucha hambre. La Perla fue uno de los lugares donde empezó todo". En sintonía, Fogliatta aporta que "volver al bar es como volver a un lugar en el que la pasaste bien, en el que estábamos construyendo una historia increíble. Todavía atesoro los recuerdos de esos años llenos de música, porque estábamos completamente dedicados a la música, algo que hoy ya no sucede con los jóvenes. Es increíble que haya un escenario en este lugar".

Pese a que La Perla está asociada al concepto de música, durante esos años era muy difícil que los habitués pudieran sacar sus guitarras para tocar algunas de sus composiciones: el silencio de los estudiantes ganaba la parada y obligaba a los jóvenes rockeros a esconderse en el baño para mostrarse algunas melodías.

"El año pasado –cuenta Silvia Campos, actual dueña de La Perla– vino un chico que tocaba en el violín algunas de las canciones de aquella época. La gente se mostraba entusiasmada y siempre pedía que volviera. A partir de eso, se me ocurrió reconvertir el lugar con elementos similares a los de la vieja Perla y devolverles a los músicos este lugar para que puedan tocar. Estábamos cansados de que se hablara de La Perla en tiempo pasado." Miguel Grinberg –creador del concepto contracultura– se muestra contento con la nueva iniciativa: "La vuelta del rock a La Perla es una victoria porque en vez de cerrarse el círculo, se abre de nuevo. Es un punto de partida para nuevas glorias porque a partir del '65, ser joven en la Argentina significaba vivir en peligro: hoy eso no sucede. Tenemos el poder de llevar el rock más lejos. Y pensar que eso hace casi cincuenta años parecía imposible".

Luego de la desaparición de La Cueva, en 1967, La Perla se quedó sin muchos de sus visitantes habituales y perdió parte de su esencia. Músicos como Esteban Morgado sólo conocieron el bar a través de anécdotas. "Que se vuelva a abrir y aparezca esa magia y ese misticismo es muy grosso –dice el guitarrista–. Es bueno creer que donde se dieron tantas cosas puedan volver a suceder. Para mí es muy fuerte, porque robé mucho cantando los temas de los grandes de esa época para las chicas. Lo primero que voy a hacer es ir al baño: no podés venir a La Perla y no pasar por ahí."

Para Miguel Cantilo y Claudia Puyó, la reapertura tiene, más allá de un valor simbólico, un fuerte sentido cultural. "Abrir un espacio dentro de un circuito que está tan vapuleado es muy importante –opina Cantilo–, porque hay muy pocos lugares que brindan la posibilidad para que subamos al escenario. Me siento esperanzado de que funcione para la gente que disfruta de esta música en un lugar que fue como un caldo de cultivo creativo." Puyó aporta que "ojalá se rescaten más de estos lugares, hay muy pocos sitios para tocar. Lo conocí como un bar todo quemado y ahora está buenísimo".

A más de cuarenta años de que naciera la leyenda, La Perla, como "La Balsa", salió a flote para brillar más fuerte que nunca. El rock volvió a cantar victoria.



 

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