viernes, 8 de julio de 2011

"Los mitos Setentistas" y el "contraderechohumanismo"

La derecha procesista polemiza con el derecho humanismo. Falta la voz revolucionaria del campo nacional-popular

ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL LIBRO "LOS MITOS SETENTISTAS"

Agustín Laje es el "pollo" de Nicolás Márquez, quien dirigía un programa
radial en la filial marplatense de Radio 10 junto a la vistosa prostituta y 
defensora de los valores familiares y católicos, señorita Karina Mujica.
Al igual que Márquez, Laje es un producto de instituciones como 
Hispanic American Center de Washington o el Center for Hemispheric 
Defense Studies, es decir, de instituciones creadas en Estados Unidos 
para penetrar ideológicamente en América Latina. También al igual que 
Márquez, el jovencísimo Laje dedica su libro a personajes emblemáticos 
de la derecha liberal antiperonista, cuando no de servicios de 
inteligencia extranjeros: Carlos M. Acuña, el delarruista Humberto 
Bonanata, Vicente Massot y el gusano cubano, ex UCeDe, Armando Ribas, 
entre otros.

Todo lo anterior indica que no estamos en presencia de un conjunto de 
personas que salen a enfrentar el discurso derechohumanista hoy 
funcional al imperialismo desde una perspectiva nacional-popular, 
patriótica o malvinista, sino ante un think thank que perdió los favores
imperialistas en la década del 80, cuando la política oficial 
norteamericana viró hacia "la transición a la democracia", pero que 
sobrevive arrinconado a la espera de mejores tiempos y como contra-cara 
monstruosa y necesaria para legitimar al derechohumanismo por la negativa.

Es mucho lo que se puede escribir acerca del libro de Laje. Ahora voy a 
referirme únicamente a dos señalamientos equivocados que hace el 
tte.cnel. Emilio Nani -quien merece respeto por su condición de veterano de guerra- en el prólogo del trabajo.
EL REGIMEN DEMOLIBERAL PARTIDOCRATICO ES HIJO DEL GOLPE QUE EN 1976 DERROCO AL GOBIERNO DEL FRENTE NACIONAL

En su intento de legitimar el golpe del 24 de marzo de 1976, Nani 
escribe: "la sociedad debería tomar conciencia de la Argentina en la que
estaríamos viviendo si el proyecto terrorista de los años 70 hubiera 
triunfado". Al respecto cabe apuntar lo siguiente: en primer lugar, es 
bastante dudoso que "el proyecto terrorista" no haya triunfado. Si 
consideramos, por ejemplo, que operaciones como la de Monte Chingolo en
diciembre de 1975 se realizaron tanto con el conocimiento de las autoridades 
militares como con el conocimiento de las autoridades del ERP de ese 
conocimiento militar, entonces la conclusión es que militares gorilas y 
terroristas gorilas trabajaban conjuntamente en favor el golpe y del 
derrocamiento del gobierno nacional-popular.
Pero el error central en la
afirmación de Nani radica en la creencia de que la legitimidad de un 
régimen no deriva de sus propias virtudes sino de los eventuales 
defectos de regímenes hipotéticos, que podrían existir pero no existen. Es como si 
Fidel Castro intentara legitimar el orden social impuesto tras la 
Revolución de 1959 no por sus logros efectivos sino por los defectos de 
un orden alternativo que podría haber existido pero no existió ni existe. El golpe
del 24 de marzo echó los cimientos de un orden social cuyas características el propio Nani describe con crudeza: "el proceso de desquicio en el que estamos inmersos (...), 
el crecimiento injustificado de la desocupación, el hambre, la pobreza, 
la indigencia y la inseguridad, con sus graves secuelas de desesperación
y muertes; el enriquecimiento patrimonial de funcionarios y demás 
integrantes de la corporación política incompetente y corrupta (...), 
los miles de niños y jóvenes descerebrados por el alcohol y las drogas y
el creciimiento sostenido del narcotráfico y la falsificación de 
medicamentos...". ¡Excelente descripción del orden social actual! Pero, ¿a quién responsabilizar de tales males? ¿A los derrotados de los setenta o a los vencedores? Mal que les pese a los nostálgicos del "Proceso", que se sienten usados y arrojados como limón exprimido por sus mandantes de ayer -que son los mandantes que hoy tiene la partidocracia demoliberal-, el golpe de Videla, Martínez de Hoz y los "grupos de tareas" fue para construir un país como el que hoy tenemos.
¿RECONCILIACION ENTRE INDIVIDUOS O ENTRE PROYECTOS POLITICOS ANTAGONICOS?
El otro error que se desliza en el prólogo de Nani es cuando se refiere a Luis Labraña, el supuesto ex guerrillero que cambió a Perón y al padre Mujica por Alsogaray y el general Camps; que cambió a La Habana por Miami. Dice Nani: "el placer que tengo de prologar esta obra junto con Luis Labraña, con quien en el pasado estuvimos enfrentados en una contienda no deseada ni debidamente entendida y hoy, junto con otros amigos y con mucho esfuerzo, intentamos buscar caminos que nos lleven a lograr esa concordia de la que muchos hablan y poco hacen para conseguirla".
Loable intención la de reconciliar a los combatientes de los setenta. Especialmente a aquellos que no "desearon" ni "entendieron" acabadamente una contienda en la cual eran ciegos protagonistas movidos por profundas fuerzas sociales, económicas y culturales que desconocían. Sin embargo, la reconciliación es un camino que puede exigirse a los individuos ayer enfrentados. Pero no a los dos modelos económico-sociales y culturales que se disputan el derecho a organizar la vida colectiva de los argentinos: el modelo emancipatorio por el que pugna la Revolución Nacional pendiente, y el modelo de la dependencia semicolonial, cuyos rasgos tan bien ha descripto el propio Nani. La imposibilidad de comprender esto es producto del error metodológico de abordar el estudio de los fenómenos históricos partiendo de los individuos y no de la sociedad. Es el mismo error metodológico que constituye la gran debilidad del libro de Laje. Pero volveré más adelante sobre esto.
GC


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