Lo único rescatable del artículo de Romero que transcribo abajo, es el último párrafo: "el pensamiento nacional hizo sus aportes desde la trinchera, no desde el Estado". Esa es una de las razones para desconfiar de la designación de Forster, quien ya ha anunciado que va a trabajar con "los intelectuales y profesores de todas las universidades". Pero las universidades no existen para producir un pensamiento que vehiculice los intereses de los más pobres y explotados, sino para construir ideología legitimatoria de esa pobreza y esa explotación. Por eso los Jauretche, los Ramos, los Puiggros o los Hernandez Arregui no actuaron en las universidades sino fuera de ellas.
La otra razón para desconfiar de Forster es que como él mismo lo reconoce, proviene de una tradición ajena al Pensamiento Nacional. Se ha formado en "el marxismo crítico de la Escuela de Francfort" y en la lectura de Walter Benjamín. No le gustan ni Rosas ni Perón. Y en cambio le gustan Sarmiento y Rivadavia. Además, aunque esto no lo dice abiertamente, es sionista, es decir, defensor de la existencia del Estado Genocida de Israel.
Pero de todo lo anterior no debe inferirse que haya que hacer causa común con quienes han salido a protestar por la designación de Forster. Algunos, como la patética diputada Laura Alonso, del PRO, confunden el concepto Pensamiento Nacional, que hace referencia a una perspectiva teórico-política desde la cual se aborda el estudio de la realidad argentina y latinoamericana (tal como podría hablarse de Pensamiento Liberal, o Pensamiento Socialista, o Pensamiento Nacionalista, o Pensamiento Conservador, etc.), con algo asì como "el pensamiento de los argentinos". Romero, que esNuna persona más instruída que Alonso, aunque es tan repulsivamente reaccionario como ella, juega con los dos sentidos del término. Por un lado, advierte que Pensamiento Nacional es una construcción teórico-política, es decir una entidad conceptual, y para criticarlo recurre al argumento de que "el pensamiento no tiene nacionalidad", lo cual es tan falso como lo son la mayor parte de las evidencias. Todo pensamiento está contextualizado espacial, temporal y socialmente. El pensamiento de Freud, por ejemplo, no podría haber surgido en la China de hace mil años, del mismo modo que el pensamiento de la familia Romero jamás podrìa haber expresado las aspiraciones emancipatorias de las clases populares. Por otro lado, el columnista de "La Nación" reprocha al Pensamiento Nacional ambiciones de "unanimidad" y tendencias "homogeneizadoras". La prueba de que esto es falso la proporciona el propio Romero, así como sus amigos académicos que ocupan cátedras universitarias, sin importarles el repudio de los estudiantes, desde que se las obsequió el alfonsinismo hace más de treinta años. En cualquier caso, las supuestas ambiciones "totalizadoras" del Pensamiento Nacional también podrìan encontrarse en el Pensamiento Democràtico, suponiendo que éste exista, puesto que para los democratistas todo está permitido, excepto lo que pueda cuestionar esa "democracia" a la que le rinden culto con el auxilio de las instituciones estatales coercitivas.
En fin, si se tratara de optar entre Forster y Romero, yo optaría sin dudarlo por Forster. Sin embargo,opino que Forster tiene tan poco que ver con el Pensamiento Nacional como Víctor Ramos y Pacho ODonell con el Revisionismo Històrico de los años sesenta y setenta.
GC.
www.izquierdanacional.org
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