martes, 5 de mayo de 2015

Plaguicidas: La siembra de cáncer en Chile


La Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile, junto a la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina RAP-AL y a la red global Pesticide Action Network, demandaron al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet y al Servicio Agrícola y Ganadero SAG, la prohibición inmediata del herbicida glifosato. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recientemente reclasificó al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos.” La IARC concluyó que hay suficiente evidencia de que es cancerígeno en experimentos animales.

En su carta a las autoridades, RAP-Chile urgió a la Presidenta Michelle Bachelet a mostrar su voluntad política de marcar un giro hacia una agricultura sustentable, sana y libre de tóxicos, como ha sido demandado por las comunidades y organizaciones campesinas, las organizaciones sociales, ambientales y de consumidores.

La siembra de cáncer en Chile

Según cifras del Boletín de Insumos de ODEPA, en los años 2014 y 2013 se importaron 8.868 toneladas de herbicidas y 9.620 toneladas de herbicidas respectivamente. De esa cifra total, sabemos que la mayor parte corresponde a herbicidas que tienen en su formulación el principio activo glifosato, que se utiliza en cultivos transgénicos pero también ampliamente en miles de hectáreas de maíz convencional, así como en plantaciones forestales, hortalizas y frutales. En Chile en la temporada 2012/2013 se cultivaron un total de 27.776 hectáreas de cultivos transgénicos resistentes al glifosato, un 83% de las cuales corresponden a semilla de maíz transgénico. El año 2013, en las regiones comprendidas entre Coquimbo y Los Lagos, se cultivaron en Chile 92.378 hectáreas de maíz convencional según cifras entregadas por ODEPA. Ese mismo año hubo 25.040 hectáreas de maíz transgénico resistente al Roundup.

“El herbicida de Monsanto, el glifosato, es peligroso para la salud de niños y adultos residentes en comunidades rurales de la Argentina”, confirmó Javier Souza, director de Pesticide Action Network International. “Miles de personas sufren enfermedades y malestar debido al uso del glifosato, y en algunas comunidades de la Argentina afectadas por las pulverizaciones, la tasa de personas con cáncer, es dos o cuatro veces más alta que la media normal del país.”

En Argentina se estima que unas 24 millones de hectáreas se cultivan con vegetales transgénicos, especialmente la soja, resistente al glifosato. Allí, en 2014, cerca de trescientos millones de litros de glifosato fueron aplicados sobre el cultivo de soja y otros cultivos como hortalizas, tabaco, arboles exóticos, etc.



Monsanto es el creador tanto del herbicida cuyo nombre comercial es RoundUp (que contiene el ingrediente activo glifosato) como de las semillas de soya, maíz y algodón transgénicos, que han sido manipuladas genéticamente en laboratorio para hacerlas resistentes al glifosato.



Este herbicida se ha convertido en el plaguicida más utilizado en el mundo, entregando billones de dólares en ganancias a esta transnacional biotecnológica. En Estados Unidos, alrededor del 94% de la soja, 89% del maíz y el 91% del algodón plantado son genéticamente modificados para resistir al glifosato. El Roundup actualmente es fabricado también por otros productores de venenos químicos en China y otros países.

“Glifosato y otros herbicidas también han sido asociados a la resistencia a antibióticos”, dijo Judy Hatcher, vice- directora de PAN Internacional. “La combinación de probable cancerígeno y resistencia a antibióticos de los plaguicidas estrella de Monsanto, constituyen un fuertísimo llamado de atención para la comunidad global. Como un tema de mayor prioridad, los políticos deberían mantener fuera del mercado la próxima ola de semillas transgénicas resistentes al glifosato y otras sustancias químicas antiguas y peligrosas”, agregó.



Investigadores de Nueva Zelanda hallaron que formulaciones de herbicidas que contienen glifosato, 2,4-D y dicamba, pueden desarrollar una resistencia a antibióticos en bacterias que causan enfermedades, tales como E.coli y Salmonella.



A nivel global Pesticide Action Network (PAN) ha marcado un compás de espera de los próximos 60 días para que los gobiernos adopten las medidas de prohibición del glifosato y aborden las preocupaciones señaladas en los estudios recientes.



RAP-Chile reiteró asimismo su llamado al gobierno de detener la comercialización de los plaguicidas altamente peligrosos y los neonicotinoides que matan a las abejas. Demandó en cambio políticas de promoción de la agroecología y la agricultura orgánica, que protejan a los trabajadores, consumidores y el medioambiente, y que ofrezcan una vida digna a los agricultores.





Contactos:

María Elena Rozas, coordinadora nacional RAP-Chile

Celular 98858227

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