viernes, 30 de julio de 2010

El preservativo femenino, poco y mal distribuído

 

 

Las mujeres de países subdesarrollados, las más afectadas

Por Andrea Jaén, en 24 de Julio de 2010

El acceso al condón femenino es caro y restringido en muchos lugares

Durante la Conferencia Internacional sobre SIDA celebrada esta semana en Viena, en la que participaron distintas ONG que trabajan con la voluntad de reducir el número de infectados por el virus VIH, como Change, Oxfam o UAFC, hubo un asunto que centró todo el interés. El hecho fragrante de que, en prácticamente todos los países del mundo, el preservativo femenino no está bien distribuído y, en ocasiones, hasta es difícil de encontrar. El tema del precario acceso de las mujeres al condón femenino se empeora en aquellas zonas menos desarrolladas que, por otra parte, presentan los mayores índices de contagio.

Según los datos puestos sobre la mesa durante las jornadas de Viena, en 2008 se distribuyeron 2.400 millones de preservativos masculinos… frente a los 18.2 millones de profilácticos para mujeres. Las cifras hablan por si solas. La situación es más que preocupante porque es precisamente mediante el uso de este medio de protección como las mujeres pueden empezar a tomar el control sobre sus propios cuerpos, decidiendo sobre la procreación sin tener que recurrir al varón. El preservativo femenino es básicamente una funda delgada y suave, hecha a base de poliuretano y que recubre la vagina a través de dos anillos flexibles. El pequeño y más cerrado se introduce dentro de la vagina y sirve para que el semen salga. El anillo grande, por su parte, queda fuera.

Pese a que su efectividad, si se usa correctamente, es la misma que su homólogo masculino, este medio de protección es sensiblemente más caro, hecho que puede incidir de manera importante en su bajo uso y distribución. En el África Subsahariana, donde más de la mitad de la población adulta está contaminada, solo se encuentra un condón femenino cada 300 mujeres.

La única barrera que nos protege de las ETS

Puede que seamos repetitivos, pero volvemos a decir que el preservativo es el único sistema de protección sexual que nos sirve de barrera para las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), entre ellas el SIDA. Los países subdesarrollados son los que más sufren el virus, ya que la población cuenta con menos medios para acceder a los anticonceptivos y, en última instancia, a los tratamientos. Se calcula que el 95% de los afectados procedentes de los países más pobres no pueden costearse un tratamiento que les evite ula muerte segura. Es por ello que, desde las organizaciones sin ánimo de lucro se intenta inculcar la cultura del condón como único medio para intentar bajar la media de afectados.

El hecho de que las mujeres no puedan acceder al control de su propia sexualidad mediante el preservativo femenino no ayuda en nada a la lucha contra el SIDA, una batalla que está aún lejos de ser ganada.

Fuentes: Msn; Salud.com

 

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