viernes, 30 de julio de 2010

La Revolución sexual rusa

 

Las generaciones post-soviéticas se muestran más liberales que sus antedecesores


Por Andrea Jaén, en 22 de Julio de 2010

El número de tiendas eróticas ha crecido en los últimos 10 años

Una de las conclusiones que parecen haberse extraido de la novena edición de la convención X-Show, que reúne a comerciantes de tiendas eróticas procedentes de toda Rusia, es que los juguetes sexuales son difíciles de vender en la ex-unión soviética. Por lo visto, los rusos se han incorporado tarde al excitante mundo de los complementos erotizantes y, aún hoy, mucha gente no llega a comprender la importancia de un lubricante o no sabe cómo utilizar unas bolas chinas. Este fenómeno parece ser herencia directa de un pudor sexual impuesto desde las esferas gubernamentales durante época comunista.

Puese a que ya hace casi veinte años desde la disolución de la URSS, según los expertos el pueblo ruso aún no se han lanzado del todo a la libertad sexual. Si en Europa (que no en España) las hormonas andaban del todo revolucionadas allá por finales de los 60 y principios de los 70, en Rusia tuvieron que esperar a 1991 para que el país viviese su particular boom sexual derivado de la apertura. Un cierto sabor a revolución que estuvo basado principalmente en la generalización de la pornografía y la prostitución. Sin embargo, la auténtica revolución sexual aún no ha llegado a los dormitorios. De sexo se habla, como no. Está presente a través de imágenes procedentes de un mundo globalizado. El cine, la televisión y las revistas se encargan de poner un poco de picante en el día a día.

Sin embargo, la clave la encontramos en las palabras de Nadezhda Dovgal, uno de los organizadores del X-Show: "Simplemente no hay cultura sexual alguna". Aún hoy, mucha gente piensa que la sexualidad no debe ser un tema de dominio público, por lo que el acceso y la difusión de la información es un tanto complicada  para las generaciones posteriores a la disolusión soviética. Evidentemente, los rusos mantienen relaciones sexuales como todo hijo de vecino, pero el sexo se mantiene alejado de la esfera pública: solo se habla y se practica en la intimidad de las alcobas.

Los jóvenes rusos tienen menos tabúes sexuales

No obstante, las cosas van cambiando. Las generaciones de jóvenes ya no se sienten tan avergonzados como sus padres. De hecho, los sex-shops han aumentado de 5 a 150 en los últimos diez años, sin contar los negocios que distribuyen sus productos a través de Internet, lo cual quiere decir que sí hay un cierto crecimiento en la demanda. Pese a los comentarios agoreros de los organizadores, lo que sí podemos decir es que el mercado ruso de los juguetes sexuales no puede sino evolucionar y ampliarse. Afortunadamente, hay vida más allá de los tabúes sexuales.

Fuentes: The New York Times





 

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