De forma parecida al caso de Pablo Soto se ha resuelto recientemente en Japón el juicio contra Isamu Kaneko, creador de Winny, que es la aplicación de intercambio de archivos más exitosa del país del sol naciente. La desarrolló allá por el lejano año 2003 basándose en FreeNet y ya entonces dos de sus usuarios fueron detenidos por infracción de copyright a causa de los agujeros del sistema, que no garantizaba el anonimato de forma suficiente. Al año siguiente fue detenido el creador del software.
Y desde 2004, un sinvivir en la casa de Isamu Kaneko. Las detenciones, las sentencias y los recursos se fueron sucediendo, y Kaneko recibió el apoyo popular desde el primer momento, cuando en sólo 24 horas se recaudaron en la red unos 80.000 euros para su defensa. En 2006 al programador le fue impuesta una sanción por una cuantía equivalente a unos 15.000 euros por atentar contra los derechos de copia, él recurrió y en 2009 obtuvo la absolución, que también fue recurrida a su vez por los lobistas, y el caso fue subiendo de grado en la escala judicial hasta llegar al Tribunal Supremo de Japón.
Igual que sucedió con Soto, el caso de Kaneko se resolvió hace unos días por la vía de la lógica, y es que según los magistrados que han absuelto definitivamente al programador, que a sus 41 primaveras ha pasado un 17 % de su vida pendiente de abogados y jueces, corroborando que el software no fue concebido para infringir ley alguna, sino que pone a disposición de los usuarios de internet una herramienta que sirve para intercambiar archivos, y lo que haga cada uno con su herramienta… es cosa suya, pero no del programador.
Via Nación en Red
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