Notas
Miles de personas se concentraron el lunes [24 de agosto] por la noche en la Plaza Independencia de San Miguel de Tucumán para protestar frente a la casa de gobierno por las irregularidades en los comicios del domingo. Cerca de las 23 horas la policía reprimió violentamente con balas de goma y gases lacrimógenos.
Al cierre de esta edición la manifestación se estaba desconcentrando en la capital tucumana aunque algunas personas se mantenían allí. Diversos medios anunciaron que hubo varios heridos. Al menos cinco personas fueron detenidas y luego liberadas.
La convocatoria se llevó a cabo luego de una compleja elección el día domingo donde la población de Tucumán eligió gobernador, vice, 49 integrantes de la Legislatura unicameral, 19 intendentes, 182 concejales y 93 comisionados comunales (gobernantes de pequeñas localidades del interior provincial).
Durante la jornada fueron quemadas más de 40 urnas en distintas localidades de la provincia a lo que se le sumó el corte de luz en varias escuelas a la hora del recuento de votos. Para completar el escenario los resultados tardaron varias horas en difundirse ya que el complejo sistema de “acoples” (colectoras) que tiene la elección tucumana hizo aun más lento el conteo.
Ya durante la campaña los sectores de la oposición nucleados en el Acuerdo por el Bicentenario que postulaba a José Cano como gobernador, habían agitado el fantasma de un posible fraude siguiendo la línea de Mauricio Macri para las elecciones en la provincia de Buenos Aires el pasado 9 de agosto. Los hechos del domingo parecieron darles la razón aunque la situación resulta más compleja de lo que los intereses de uno y otro lado quieren mostrar.
Las encuestas previas daban como claro ganador de la elección al candidato oficialista Juan Manzur. De hecho, en las primarias del 9 de agosto el candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, se impuso con el 57,14% de los votos a nivel provincial.
Por este motivo resulta por lo menos extraño suponer que ese espacio político fraguó una elección poco transparente a priori. A su vez hay que tener en cuenta que de los pocos detenidos hasta el momento (solo cuatro cuando se quemaron más de 40 urnas en distintas localidades), uno de ellos era candidato del Acuerdo por el Bicentenario.
Una pregunta que se puede hacer es si la enorme cantidad de acoples (colectoras) que permite el sistema electoral tucumano no generaron rencillas locales entre diferentes punteros. Hay que tener en cuenta que en todo el territorio provincial Manzur llevaba 120 acoples distintos y Cano 80.
Cada una de estas listas municipales tienen su propio “aparato” político y responden a diferentes dirigentes. No es para descartar la posibilidad de que un mal resultado electoral para uno u otro de estos acoples fuera el disparador de algunos de estos hechos. Además hay que recordar que en 2011 ya se habían producido quemas de urnas, aunque en una magnitud mucho menor.
No obstante este martes comenzará el recuento definitivo de votos y en los próximos días se volverá a votar en algunas de las localidades donde se quemaron urnas para terminar de clarificar los resultados que, de todas formas, es poco probable que cambien en lo que respecta a la elección de gobernador.
Finalmente queda por analizar -aunque es algo que excede un simple artículo periodístico y con los hechos sucedidos tan recientemente- el carácter de la movilización del lunes. Por un lado los medios de comunicación y políticos opositores calificaron el hecho como una muestra más de la ciudadanía que busca frenar el “avasallamiento” de las instituciones y la república. Mientras que desde el kirchnerismo se agitó el fantasma de una nueva operación política en su contra ya que no existen denuncias formales de fraude ante la justicia. Probablemente ambos tengan un poco de razón.
La quema de urnas (independientemente de sus autores materiales) generó una genuina indignación por parte de la población. A esto se le suma el rechazo de amplios sectores -como se vio en lo polarizado de la elección- a la gestión del gobernador Alperovich que, en estos años, no ha sido muy diferente a la de otros caudillos del interior del país fuertemente cuestionados.
La presencia del padre de la desaparecida Paulina Lebbos, Alberto, en la manifestación, así como la enorme convocatoria, da muestra de que el carácter de la misma no fue solo una orquestación de los partidos políticos opositores. Si la Unión Cívica Radical tucumana (que también estuvo presente en la marcha) tuviera esa capacidad de movilización por sí sola, seguramente la situación política provincial sería diferente.
Esto no quita que desde los medios de comunicación y las distintas figuras políticas como Cano, Mauricio Macri y Sergio Massa, no se haya alentado la idea de un fraude aun sin comprobar. Junto con el respaldo de algunos medios de comunicación, se gestó una convocatoria netamente opositora.
Ahora bien, el kirchnerismo tucumano, ganador de la elección del domingo -algo que seguramente revalidará en el escrutinio definitivo-, optó por responder con represión. Una acción que desde todo punto de vista es repudiable pero, además, se puede calificar como poco inteligente políticamente considerando que su intención es demostrar que la elección fue transparente. Que esa sea la respuesta ante una acusación presuntamente falsa, genera más dudas y da más argumentos a quienes cuestionan la legitimidad de los comicios.
Se prevé que el martes, con el comienzo del recuento definitivo, se lleve a cabo una nueva concentración. Seguramente allí y en los próximos días se podrá ver si el conflicto se extiende y cobra un carácter que claramente excede lo electoral o se aplaca lentamente.
Fuente: http://notas.org.ar/2015/08/25/movilizacion-represion-tucuman/
Al cierre de esta edición la manifestación se estaba desconcentrando en la capital tucumana aunque algunas personas se mantenían allí. Diversos medios anunciaron que hubo varios heridos. Al menos cinco personas fueron detenidas y luego liberadas.
La convocatoria se llevó a cabo luego de una compleja elección el día domingo donde la población de Tucumán eligió gobernador, vice, 49 integrantes de la Legislatura unicameral, 19 intendentes, 182 concejales y 93 comisionados comunales (gobernantes de pequeñas localidades del interior provincial).
Durante la jornada fueron quemadas más de 40 urnas en distintas localidades de la provincia a lo que se le sumó el corte de luz en varias escuelas a la hora del recuento de votos. Para completar el escenario los resultados tardaron varias horas en difundirse ya que el complejo sistema de “acoples” (colectoras) que tiene la elección tucumana hizo aun más lento el conteo.
Ya durante la campaña los sectores de la oposición nucleados en el Acuerdo por el Bicentenario que postulaba a José Cano como gobernador, habían agitado el fantasma de un posible fraude siguiendo la línea de Mauricio Macri para las elecciones en la provincia de Buenos Aires el pasado 9 de agosto. Los hechos del domingo parecieron darles la razón aunque la situación resulta más compleja de lo que los intereses de uno y otro lado quieren mostrar.
Las encuestas previas daban como claro ganador de la elección al candidato oficialista Juan Manzur. De hecho, en las primarias del 9 de agosto el candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, se impuso con el 57,14% de los votos a nivel provincial.
Por este motivo resulta por lo menos extraño suponer que ese espacio político fraguó una elección poco transparente a priori. A su vez hay que tener en cuenta que de los pocos detenidos hasta el momento (solo cuatro cuando se quemaron más de 40 urnas en distintas localidades), uno de ellos era candidato del Acuerdo por el Bicentenario.
Una pregunta que se puede hacer es si la enorme cantidad de acoples (colectoras) que permite el sistema electoral tucumano no generaron rencillas locales entre diferentes punteros. Hay que tener en cuenta que en todo el territorio provincial Manzur llevaba 120 acoples distintos y Cano 80.
Cada una de estas listas municipales tienen su propio “aparato” político y responden a diferentes dirigentes. No es para descartar la posibilidad de que un mal resultado electoral para uno u otro de estos acoples fuera el disparador de algunos de estos hechos. Además hay que recordar que en 2011 ya se habían producido quemas de urnas, aunque en una magnitud mucho menor.
No obstante este martes comenzará el recuento definitivo de votos y en los próximos días se volverá a votar en algunas de las localidades donde se quemaron urnas para terminar de clarificar los resultados que, de todas formas, es poco probable que cambien en lo que respecta a la elección de gobernador.
Finalmente queda por analizar -aunque es algo que excede un simple artículo periodístico y con los hechos sucedidos tan recientemente- el carácter de la movilización del lunes. Por un lado los medios de comunicación y políticos opositores calificaron el hecho como una muestra más de la ciudadanía que busca frenar el “avasallamiento” de las instituciones y la república. Mientras que desde el kirchnerismo se agitó el fantasma de una nueva operación política en su contra ya que no existen denuncias formales de fraude ante la justicia. Probablemente ambos tengan un poco de razón.
La quema de urnas (independientemente de sus autores materiales) generó una genuina indignación por parte de la población. A esto se le suma el rechazo de amplios sectores -como se vio en lo polarizado de la elección- a la gestión del gobernador Alperovich que, en estos años, no ha sido muy diferente a la de otros caudillos del interior del país fuertemente cuestionados.
La presencia del padre de la desaparecida Paulina Lebbos, Alberto, en la manifestación, así como la enorme convocatoria, da muestra de que el carácter de la misma no fue solo una orquestación de los partidos políticos opositores. Si la Unión Cívica Radical tucumana (que también estuvo presente en la marcha) tuviera esa capacidad de movilización por sí sola, seguramente la situación política provincial sería diferente.
Esto no quita que desde los medios de comunicación y las distintas figuras políticas como Cano, Mauricio Macri y Sergio Massa, no se haya alentado la idea de un fraude aun sin comprobar. Junto con el respaldo de algunos medios de comunicación, se gestó una convocatoria netamente opositora.
Ahora bien, el kirchnerismo tucumano, ganador de la elección del domingo -algo que seguramente revalidará en el escrutinio definitivo-, optó por responder con represión. Una acción que desde todo punto de vista es repudiable pero, además, se puede calificar como poco inteligente políticamente considerando que su intención es demostrar que la elección fue transparente. Que esa sea la respuesta ante una acusación presuntamente falsa, genera más dudas y da más argumentos a quienes cuestionan la legitimidad de los comicios.
Se prevé que el martes, con el comienzo del recuento definitivo, se lleve a cabo una nueva concentración. Seguramente allí y en los próximos días se podrá ver si el conflicto se extiende y cobra un carácter que claramente excede lo electoral o se aplaca lentamente.
Fuente: http://notas.org.ar/2015/08/25/movilizacion-represion-tucuman/
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