viernes, 4 de enero de 2013

Fwd: Carta Abierta de Susana Rinaldi




Carta abierta de Susana Rinaldi a Mauricio Macri

Dice la leyenda que no hay dos sin tres. Y le aseguro que dadas ciertas realidades que nos aquejan, ya me estoy preparando para la tercera, si Dios me da la posibilidad. Esperé inútilmente - aunque usted sonría por lo bajo seguramente por mi inocencia- que tuviera la gentileza durante todo este año de responder la primera carta abierta que le dirigí el 31 de enero de 2012.
No es cierto que quien espera desespera, pero sí es cierto que agota una buena parte de la gran fuente de esperanza que nos mantiene vivos a tantos como quien se dirige a usted una vez más.
Ninguna de las eventuales razones esgrimidas en esa primera carta fueron, no solo no respondidas, sino que terminaron formando parte de esa verdad que seguramente acompaña su vida y que por lo visto no le ha dado mal resultado hasta hoy, es decir, callar ante lo que ya tenemos decidido, y que vamos a realizar le guste a quien le guste. Una modalidad y pensamiento nada democráticos, por cierto.
Así he llorado en soledad frente al menosprecio que la casa de Juan de Dios Filiberto ha sufrido por parte de su administración. También me cupo lamentar en diversas oportunidades de este año la manera cruel con la que su ministro de educación no ha sabido dar respuesta a ninguno de los temas predominantes que marcaron una lamentable gestión en la Ciudad.
Usted va a disculparme, pero se imaginará que dada mi profesión es lo primero que me hizo aceptar esta banca después de haberla recibido de manos del pueblo de la ciudad de Buenos Aires: la educación y la cultura Esos son mis temas, aunque se nieguen a abrirme paso dentro de la Legislatura, pero están aquí, conmigo, presentes.
Pero si me atengo a los elementos que le hacen a usted seguir disfrutando del consenso que lo ha llevado a la jefatura de Gobierno, el motivo es lo que se ve. Sí, lo que se, lo visible. Por ejemplo, enrejados maravillosos alrededor de los parques, bicisendas (que dieron al movimiento automotor impedimentos de toda naturaleza, pero no importa), fuentes no carenciadas de agua, ciertos faroles que desmienten la desventura de los que padecen cortes de luz... Eso sí: la basura sigue adornando las calles de Buenos Aires con su perfume consabido.
No quiero dejar de decir que ha logrado un consenso por parte de casi toda la oposición en la Legislatura en los últimos tiempos. En muchos casos hemos concedido nuestra aquiescencia de buena voluntad votando con confianza para aunar en favor de las cosas que faltan y que todavía no se llevan a cabo.
Quizás, en ese gesto, nos hemos olvidado sin darnos cuenta, que la fuente de toda razón y justicia que es la educación publica está seca por dentro y fuera, esperando resignada una administración que entienda que la tarea educativa forma parte de bienes comunes que dan sentido a la obligada igualdad de oportunidades que tanto dejado de la mano de Dios reclama con urgencia. Hoy hay una pantalla gigante que nos está informando sobre la tecnología que avanza y, por el otro lado, la educación que fenece, que no puede sentirse protegida desde un Estado como el suyo, que ha decidido - al parecer con muchísima anuencia civil - hacer desaparecer de la Ciudad de Buenos Aires la visión de la escuela pública y gratuita. Quizá usted crea, por falta de merecimiento.
En el mismo momento en que un poder nacional trabaja y coloca sus mejores esfuerzos en favor de la igualdad de oportunidades para unos y otros, en el mismo momento repito, se cierran las puertas de una base criteriosa, desamparándola totalmente.
No encuentro mejor imagen para despreciar la docencia, también tarea publica caída en desgracia. Voy a dar como ejemplo, lo que está por ocurrir con la escuela que beneficia a las orquestas juveniles. Con la excusa de que esos niños necesitan potasio, les quitan la merienda y la reemplazan por una banana. El encargado del área de nutrición debe ser alguien totalmente ajeno al tema para haber tomado esa decisión. A mí, lo que mas me preocupa es que el ministro que aprueba esa barbaridad se llama Bullrich.
Estas orquestas juveniles se presentan, como ocurrió el domingo anterior y el sábado pasado en la Usina de las Artes, con organización del Ministerio de Cultura que presenta esa maravillosa realidad que acoge a 1700 jóvenes, ansiosos de hacer lucir sus instrumentos. Sin embargo, ante ese proyecto de gran envergadura el ministro Bullrich pareciera desconocer la responsabilidad que le cabe y, con el detalle de la "merienda no, banana sí", sugiere una imagen de querer sacárselos de encima. Parafraseando a Baldomero Fernandez Moreno me pregunto: "¿a esa gente, señor, que les pasa? ¿Odian a los músicos, odian el son?"
Curiosamente, la gran parte de la ciudadanía de Buenos Aires que sacudió la Plaza de la República demandando derechos no supo o no pudo marcar la ausencia del derecho a la educación, seguramente porque los reclamos, dirigidos a la Nación toda, excluían de sus manifestaciones a la ciudad de Buenos Aires: sabían que si de algo se ocupó en los últimos años el Estado Argentino fue de la educación. Fue así que se olvidaron del reclamo mayor, que le hubiera golpeado fuerte a su gestión, más que deficiente hasta el día de hoy en ese cuadro.
Eso sí… la basura sigue adornando las calles de Buenos Aires con su perfume consabido y yo, como señora educada, buena creyente todavía, le deseo a usted lo mejor para su vida, para su salud, sin ninguna sorna, solamente le reclamo, tómese el tiempo de medir estas imágenes que esta señora ya entrada en años -lo digo yo antes que lo piense usted- se desvive por darle a conocer una vez más.


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