miércoles, 16 de junio de 2010

LA MUERTE BIOLÓGICAMENTE NO ES INEVITABLE

 Respuestas de un eminente investigador. Provocativas, turbadoras, excitantes. Un mundo de conjeturas plausibles acerca de un hombre a las puertas de una revolución biológico-cultural.
Una muestra de la riqueza de contenidos materiales y morales de la ciencia planteando permanentes cambios, en contraste con la indigencia de las doctrinas religiosas, anquilosadas y conservadoras.
Aquí, algunos adelantos

  • Quizá seamos los únicos seres viventes del universo.
  • Lo fundamental es que para el hombre la evolución ha dejado de existir. La evolución nos ha creado, pero ya ha dejado de existir. Nosotros dominamos el medio ambiente. Nos afecta cada vez menos. Y no sólo eso: con las nuevas tecnologías genéticas el hombre podrá modificarse a sí mismo. Lo que el hombre vaya a ser en el futuro va a depender de la tecnología que se aplique sobre sí mismo.
  •  Si partimos de la base de que los genes del envejecimiento pueden manipularse, pues en teoría, por qué no: podemos aspirar a la inmortalidad
  •  ¿Qué son las religiones sino un subterfugio inventado por los hombres para no morir? Este tipo de cosas no se discuten sólo en reuniones de amigos o reuniones de científicos dedicados a la especulación. Este tipo de cosas se discuten ya en revistas científicas 
  • Si no hubiera deseo sexual no habría reproducción y la mayoría de las especies desaparecerían
  •   La vida media de una especie es de seis o siete millones de años. Y nosotros como especie hemos vivido 100.000 o 200.000
  •  Yo creo, y es algo muy personal, que somos una cosa única en el Universo. Seguramente aquí apareció este extraño fenómeno, la vida... en este planeta. Y seguramente no existirá nunca más. La vida es una única cosa en este Universo. El Universo es una cosa fría, inescrutable. Nada sabemos de su origen. Y en este ambiente surgió una especie que empezó a reflexionar sobre sí misma, sobre su entorno... Y estamos completamente sobrepasados, claro.
  •  Mientras la hegemonía era religiosa sólo cabía esperar. Yo creo que el hombre plantea al Universo problemas que el Universo no esperaba. Entiéndame. El hombre es un suceso mínimo y azaroso en la inmensidad inabarcable del Universo. Dentro de millones de años el sistema solar desparecerá, y si el hombre no ha encontrado una manera de salir de aquí la vida desaparecerá con él
  • Yo sospecho que el ambiente tiene poco que decir en aspectos sustanciales de nuestra conducta. Observe las familias numerosas, por ejemplo. Cada hermano es un mundo. ¿Por qué si comparten la misma educación, el mismo ambiente...?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El problema es que es mucho menos objetivable. Ahora bien, yo dudo que lo que llamamos cultura sea lo más influyente. En fin. A los que somos progresistas y más o menos de izquierdas no nos gusta mucho eso. Pero las cosas son como son, nos gusten o no. Y resulta que, desgraciadamente, hay personas que les vienen unas características genéticas que no sólo les hacen ser más guapos o más inteligentes, sino incluso mejores personas.

 

 

 

 

 

 

 

Si el comportamiento viene determinado estrictamente por la secuencia de los genes, no hay libre albedrío ninguno. Éste es el asunto. Y el problema de este asunto es que hay que hablarlo en voz baja. El genetista Herbert Stern decía que no somos moralmente autónomos. Lo que pasa es que aunque algunos miembros de la sociedad lo comprendan, una sociedad donde nadie es moralmente responsable no sobreviviría. O sea, lo que él llamó fraude piadoso: a pesar de que no es justo que a alguien se le castigue por sus actos, la supervivencia de la sociedad obliga a ello



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LA VIDA, CUATRO RECOMENDACIONES 
"La muerte no es biol�gicamente inevitable" 


ARCADI ESPADA

ENTREVISTA A GIN�S MORATA

Gin�s Morata, en su estrecho cub�culo del Centro de Biolog�a Molecular. Moscas por un tubo. El ambiente est� perfectamente descrito en Tiempo, amor, memoria, de Weiner.

Pregunta. �Cree que el dise�o del hombre le permitir� comprender las leyes del universo?

Respuesta. El hombre es la �nica especie de todas las que existen, de los cincuenta millones de especies que existen...

P. Tantas?

R. S�, los especialistas en biodiversidad hablan de hasta cincuenta millones... Pues bien, entre todas ellas el hombre es la �nico que se interroga sobre s� mismo, sobre el lugar d�nde vive, sobre su origen y su futuro. En el desarrollo de la especie humana hay una clave: hace cincuenta mil o cien mil a�os el hombre logr� tiempo para pensar. No es lo com�n entre las especies. Las especies dedican todo su tiempo a sobrevivir y propagarse. Watson, el co-descubridor de la estructura del ADN, dec�a que para hacer observaciones significativas uno ten�a que estar algo subempleado. Es decir, que el pensamiento creativo requiere liberarse de las ataduras de las necesidades inmediatas. Esto fue, seguramente, lo que le sucedi� a nuestra especie, o al menos a algunos individuos singulares. El tiempo libre represent� el comienzo de la cultura.

P. El tener tiempo libre y cerebro para poder tom�rselo.

R. Claro, claro. La capacidad humana para controlar el medio vino determinada por tener un cerebro especial que, si bien se origin� como el de todos los animales, acab� desarrollando unas propiedades especiales. El hombre en su origen es igual que el resto de las especies. Pero ha desarrollado una capacidad intelectual singular.

P. No sabemos por qu�.

R. Pues no, realmente no lo sabemos. En el aspecto intelectual somos cualitativamente muy diferentes de otras especies, a pesar de que en algunas especies se pueden reconocer caracter�sticas de la especie humana como la solidaridad, o la capacidad de aprendizaje, perceptibles en determinados monos. C�mo han surgido estas propiedades de nuestro cerebro pues francamente no se sabe. El cerebro es el gran enigma de la biolog�a. Ahora empezamos a saber c�mo se conectan unas neuronas con otras o muchos otros aspectos de la anatom�a y de los diversos compartimentos funcionales del cerebro. Pero cu�l es el dise�o molecular de las altas funciones del cerebro humano: la creatividad, la compasi�n, la solidaridad, la capacidad de percibir una obra de arte, c�mo se implementan qu�micamente estas funciones en las c�lulas... Queda mucho por saber. El problema fundamental de los estudios del cerebro es que a�n no se han desarrollado los conceptos adecuados para hacer las preguntas significativas. Esta es mi opini�n. Yo he sido muy aficionado a la ciencia-ficci�n. Recuerdo un libro en que dos exploradores del conf�n celeste se encontraban con las huellas de una civilizaci�n desaparecida que hab�a logrado descifrar todas las claves del Universo y hab�a almacenado toda la informaci�n en un enorme ordenador. Ante las preguntas de los exploradores sobre el origen y evoluci�n del Universo, sistem�ticamente el ordenador contestaba que, en los t�rminos planteados, la pregunta no era adecuada.

P. Es un problema filos�fico algo antiguo, desde luego.

R. Claro, claro. Cuando uno da con la pregunta adecuada ya tiene parte de la respuesta. Ahora bien, volviendo a la pregunta que usted me hac�a, si el hombre est� preparado para comprender el Universo...

P. S�, en el mismo sentido en que el gusano no est� preparado para tener conciencia de s�.

R. Como es natural, yo no lo s�. Algunas de las leyes del Universo se conocen. Yo no s� si alg�n d�a el hombre podr� determinar que el Universo es finito o infinito, si hubo un comienzo, si habr� un final. No sabr�a dar una respuesta bien fundamentada a eso. Ahora yo le puedo decir que la biolog�a es diferente. La biolog�a es una ciencia local del planeta Tierra. Aqu� hace unos 2.000 millones de a�os apareci� un sistema de mol�culas autorreplicantes que es lo que ha dado origen a todos nosotros. Seguramente si este tipo de fen�meno apareciera en otro sitio del Universo sus propiedades moleculares ser�an muy diferentes de las de la vida terrestre; no estar�a basado en la qu�mica del carbono, ni en el ADN, etc�tera. Ser�an unos seres vivos radicalmente diferentes.

P. Quiere usted decir que podemos pensar en entes que respirasen... metano.

R. �O que no respirasen! A lo mejor ni siquiera ser�a posible comunicarse con ellos. Una vez que uno sale del sistema molecular de nuestro planeta, de lo que nosotros entendemos por vida, todo es posible. En fin, mirado desde este punto de vista la biolog�a es una ciencia m�s discreta. Y yo creo que en un par de siglos o tres comprenderemos todos los mecanismos biol�gicos. O as�, al menos, me gusta pensarlo. Yo dudo, sin embargo, que esto suceda con la f�sica.

P. Dice usted que en poco tiempo comprendemos la totalidad biol�gica del hombre. Naturalmente, las implicaciones aturden.

R. Desde luego. Lo fundamental es que para el hombre la evoluci�n ha dejado de existir. La evoluci�n nos ha creado, pero ya ha dejado de existir. Nosotros dominamos el medio ambiente. Nos afecta cada vez menos. Y no s�lo eso: con las nuevas tecnolog�as gen�ticas el hombre podr� modificarse a s� mismo. Lo que el hombre vaya a ser en el futuro va a depender de la tecnolog�a que se aplique sobre s� mismo.

P. Le escucho y dudo que sea posible que usted haya podido decir esta frase.

R. �Por qu�?

P. Simplemente que un hombre haya podido pronunciar esta frase.

R. Ya le entiendo, en efecto. Puede parecer inconcebible. Pero es cierto. El futuro biol�gico de la especie humana ser� un asunto social. El hombre podr� decidir ser m�s alto, m�s bajo, m�s inteligente, m�s... Entiendo las implicaciones �ticas de este asunto y no digo que sea conveniente o deseable, pero ser� posible.

P. �Y morir?

R. Eh... Quiz�. Hace poco se ha descubierto que el envejecimiento est� gen�ticamente controlado. Y quiz� la muerte est� gen�ticamente controlada. Y algo que est� gen�ticamente controlado es o ser� manipulable. He hablado de este asunto alguna vez en p�blico. El programa gen�tico de envejecimiento es muy variable seg�n las especies. Hay tortugas que viven cientos de a�os y �rboles que viven miles de a�os. Pero si partimos de la base de que los genes del envejecimiento pueden manipularse, pues en teor�a, por qu� no: podemos aspirar a la inmortalidad. Se tratar�a de manipular en nuestro beneficio los genes que controlan el envejecimiento. De hecho hay cierta parte de nosotros que ya es inmortal y se perpet�a en nuestros hijos. Y hay c�lulas cancerosas, transformadas, que parecen ser inmortales. Todas estas posibilidades est�n lejanas y tienen un fondo de especulaci�n. Pero no es una especulaci�n...

P. �Infundada?

R. No, no lo es.

P. Eso supone una violaci�n del paradigma fundamental de la Humanidad.

R. S�, lo s�. Todo cambiar�a si alg�n d�a percibimos que podemos vencer a la muerte.�Qu� son las religiones sino un subterfugio inventado por los hombres para no morir? Este tipo de cosas no se discuten s�lo en reuniones de amigos o reuniones de cient�ficos dedicados a la especulaci�n. Este tipo de cosas se discuten ya en revistas cient�ficas. Hay muchas publicaciones cient�ficas recientes. Ya se puede hacer que los gusanos vivan entre seis u ocho veces m�s. Y eso modificando unos genes que tambi�n tenemos nosotros.

P. El problema fundamental no es el alargamiento de la vida, sin embargo. El problema fundamental es pensar en un mundo donde la vida se ha separado de la muerte.

R. Obligatoriamente a�n nos movemos en un terreno especulativo. Lo que yo quiero enfatizar es que hay organismos, como las bacterias o los p�lipos marinos, que no poseen un programa de envejecimiento. Dan lugar a otros, mediante un proceso de divisi�n o gemaci�n, y se les puede matar, pero ellos no tienen un programa gen�tico que les conduce a la muerte. As� pues, la muerte no es biol�gicamente inevitable. En especies como la humana podremos manipular los genes del envejecimiento; uno podr�a llegar a su m�ximo nivel f�sico, intelectual y detener su envejecimiento. Es concebible, s�. Ya es concebible

P. Y acumular memoria

R. S�, porque, mire... Se da la circunstancia de que las c�lulas que acumulan la memoria no se dividen. Son eternas en la medida en que uno viva. Quiero decir que no se reemplazan. Es muy dif�cil sustituir una c�lula que debe enlazarse con tantas otras.

P. Usted trabaja b�sicamente con moscas.

R. S�, as� es. Nosotros podemos hacer cualquier cosa con las moscas. Podemos hacer moscas de cualquier tipo.

P. De cualquier tipo quiere decir hasta homosexuales...

R. Eh... Podemos hacer...

P. Lo le� hace poco.

R. S�, a veces a los medios de comunicaci�n les gusta hablar exageradamente de estas cosas. Digamos que se pueden hacer moscas especialmente promiscuas. Y tambi�n que no tengan deseo sexual alguno.

P. La base biol�gica del deseo... en moscas.

R. Esto del deseo sexual en t�rminos biol�gicos es algo muy simple y absolutamente esencial. Tenga en cuenta que si no hubiera deseo sexual no habr�a reproducci�n y la mayor�a de las especies desaparecer�an. Es verdad que, en general, los machos son sexualmente mas agresivos. Los machos de las moscas no discriminan nada. Las hembras son las que discriminan.

P. Ya.

R. Ya, ya.

P. Ya.

R. ... y persiguen a las hembras como locos. Lo que sucede es que las moscas hembras son m�s grandes que los machos, de modo que si un macho las molesta demasiado les dan una patada y fuera. Y s�, hay hembras m�s capaces de aceptar machos que otras, lo cual se puede controlar. Del mismo modo que podemos controlar si a una mosca le ponemos dos o cuatro alas, o un ojo en una pata, etc�tera. Lo que a�n no podemos es crear moscas m�s inteligentes que otras, aunque s� hay moscas mutantes especialmente torpes, tal vez porque la inteligencia no es un valor tan objetivable como una pata. Adem�s, nosotros somos capaces de alterar f�cilmente aquellos genes responsables de fen�menos biol�gicos que conocemos. Yo s� cu�l es el gen responsable del ojo y puedo ponerlo en una pata. Respecto a la promiscuidad, pues algo parecido: se trata de si podemos identificar o no la presencia de tal o cual p�ptido sexual. Y eso mismo, en primera instancia, es probable que sea lo que pase en la especie humana.

P. Su especulaci�n sobre la inmortalidad futura del hombre es realmente desmoralizadora para los mortales de este lado del para�so. Usted y yo, por ejemplo. Nunca la injusticia c�smica tuvo una cara tan implacable.

R. Sin duda. Pero el mundo del hombre est� basado en esa injusticia. Mire atr�s.

P. De acuerdo, pero la Humanidad ha compartido la muerte.

R. Es cierto. El cambio de paradigma del que habl�bamos. Yo creo que no podemos imaginar la transformaci�n que sufrir� el hombre. Tenga en cuenta que la vida media de una especie es de seis o siete millones de a�os. Y nosotros como especie hemos vivido 100.000 o 200.000. No se puede imaginar lo que ser� la especie humana, ni dentro de 200 a�os. Si no destruimos el planeta antes, las nuevas tecnolog�as biol�gicas nos dar�n unas capacidades que no se pueden realmente concebir. Y yo creo que para bien. O sea que el futuro va a ser profundamente injusto con nosotros y con todos los que nos han precedido. Este problema que usted plantea s�lo tiene una soluci�n, pero es religiosa.

P. La conciencia de s� mismo le ha salido cara al hombre.

R. Es que... mire, yo creo, y es algo muy personal, que somos una cosa �nica en el Universo. Seguramente aqu� apareci� este extra�o fen�meno, la vida... en este planeta. Y seguramente no existir� nunca m�s. La vida es una �nica cosa en este Universo. El Universo es una cosa fr�a, inescrutable. Nada sabemos de su origen. Y en este ambiente surgi� una especie que empez� a reflexionar sobre s� misma, sobre su entorno... Y estamos completamente sobrepasados, claro.

P. Sobre todo, ahora. Desde la ciencia, sobrepasados.

R. Claro, claro. Mientras la hegemon�a era religiosa s�lo cab�a esperar. Yo creo que el hombre plantea al Universo problemas que el Universo no esperaba. Enti�ndame. El hombre es un suceso m�nimo y azaroso en la inmensidad inabarcable del Universo. Dentro de millones de a�os el sistema solar desparecer�, y si el hombre no ha encontrado una manera de salir de aqu� la vida desaparecer� con �l. Y el Universo seguir� su curso, como siempre.

P. Resulta dif�cil imaginar la desaparici�n de la vida. Uno siempre ve la semilla planeando despu�s del choque c�smico.

R. Pues no lo s�. Eso entra ya en el terreno de las creencias personales. Yo lo que digo es que la vida es un fen�meno raro e imprevisto, que muy probablemente jam�s tengamos un contacto con otro ser vivo fuera de nuestro planeta y que si la vida se extingue puede perfectamente no volver a reaparecer.

P. Todav�a no sabemos cu�l es la importancia real de los genes en la conducta.

R. Algo s� se sabe. Por ejemplo, est�n los estudios sobre gemelos univitelinos, que son gen�ticamente id�nticos, separados al nacer.

P. Estudios pol�micos.

R. Muy fiables si est�n bien hechos. Ah� se demuestra que el grado de correlaci�n entre los aspectos gen�ticos de la conducta, que son f�cilmente medibles, es muy alto. Gran parte de nuestro comportamiento est� dictado por los genes.

P. Pero eso es decir poco.

R. Tan poco como decir que est� dictado al 50% por los genes y al 50% por la cultura.

P. �Exacto! Siempre me he preguntado por la raz�n de ese empate, tan justo y sensato

R. Debe de parecer pol�ticamente correcto.

P. Pero en cualquier caso, �qu� quiere usted decir con 'gran parte'?

R. En el fondo quiero decir que la mayor parte.

P. �Y por qu� piensa usted eso?

R. Volvamos a los gemelos univitelinos separados al nacer. Se parecen mucho f�sicamente. Mucho. Si se parecen f�sicamente, �por qu� no se van a parecer psicol�gicamente?

P. Hombre, siempre se ha cre�do que el ambiente no cambia demasiado la forma de la nariz, pero, en cuanto al car�cter...

R. Pues no s� qu� decirle... No lo s�. Yo sospecho que el ambiente tiene poco que decir en aspectos sustanciales de nuestra conducta. Observe las familias numerosas, por ejemplo. Cada hermano es un mundo. �Por qu� si comparten la misma educaci�n, el mismo ambiente...?

P. Bueno, cada uno de ellos puede tener su propio grupo de influencia. Lo explica una psic�loga norteamericana, Judith Rich Harris. La experiencia familiar puede ser id�ntica. Pero la de fuera de casa, no.

R. Quiz�. Puede que exista un componente cultural en el comportamiento. El problema es que es mucho menos objetivable. Ahora bien, yo dudo que lo que llamamos cultura sea lo m�s influyente. En fin. A los que somos progresistas y m�s o menos de izquierdas no nos gusta mucho eso. Pero las cosas son como son, nos gusten o no. Y resulta que, desgraciadamente, hay personas que les vienen unas caracter�sticas gen�ticas que no s�lo les hacen ser m�s guapos o m�s inteligentes, sino incluso mejores personas. En fin, el problema social que adviene con todo esto es tremendo. Si uno tiene unas caracter�sticas gen�ticas que lo predisponen a la violencia, y que no ha elegido, y lo meten de peque�o en alg�n lugar donde se cultive el fanatismo, que tampoco ha elegido, pues ya me dir� usted qu� pasa con la responsabilidad individual. Es un punto de vista extremo, porque algo de libre albedr�o debe de haber...

P. �Y d�nde est�?

R. Mire, el otro d�a lo comentaba con mi mujer. Siempre estamos hablando de estas cosas. Le dec�a: mira, hay veces en que uno es consciente que debe hacer algo y, sin embargo, no tiene la fuerza interior para ponerse a hacerlo. �Pero esa fuerza tambi�n est� condicionada por los genes! Mi genotipo no me da la suficiente presencia de �nimo, de solidaridad, o de sacrificio para hacerlo... O sea que no soy responsable. Claro, este punto de vista es inaceptable para la sociedad.

Si el comportamiento viene determinado estrictamente por la secuencia de los genes, no hay libre albedr�o ninguno. �ste es el asunto. Y el problema de este asunto es que hay que hablarlo en voz baja. El genetista Herbert Stern dec�a que no somos moralmente aut�nomos. Lo que pasa es que aunque algunos miembros de la sociedad lo comprendan, una sociedad donde nadie es moralmente responsable no sobrevivir�a. O sea, lo que �l llam� fraude piadoso: a pesar de que no es justo que a alguien se le castigue por sus actos, la supervivencia de la sociedad obliga a ello.

P. A veces la historia parece una sucesi�n de fraudes piadosos a la espera de que llegue la ciencia.

R. Comprender� que de esto a�n se puede hablar menos en voz alta.

Especialista en gen�tica del desarrollo

 

 

GIN�S MORATA (1945) es un hombre ligeramente ocupado y, contradiciendo a Watson, sigue lleno de buenas ideas. Es profesor de Investigaci�n del Centro de Biolog�a Molecular -que dirigi� en el pasado- y uno de los grandes especialistas en la gen�tica del desarrollo, en la que lleva trabajando m�s de treinta a�os. Publica poco y muy selecto, y tiene (y tendr�) grandes premios. Ahora estudia la base gen�tica del control del tama�o de los �rganos y la proliferaci�n celular, as� como el papel de la mortalidad celular programada en el desarrollo de los organismos. La simple descripci�n ya es esperanzadora. Sus observaciones y experimentos suele realizarlos sobre moscas. Nada especial: atajos hacia el ser humano. Fuera del laboratorio prefiere las monta�as. Es lo que m�s se parece a la Ciencia. Una vez, en una entrevista a Diario M�dico, dijo algo muy interesante respecto a ellas: "Cuando uno est� escalando una pared y le duelen los dedos piensa por qu� est� pasando por eso". Eso, por qu�.

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